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Es demaciado largo entonces...

sábado, 13 de febrero de 2010

CARLOS KEEN

El Doctor Carlos Keen nunca conoció su pueblo...

Curiosamente, esta localidad de la provincia de Buenos Aires lleva el nombre de un abogado argentino, nacido en Las Flores en el año 1840, que se alistó en la Guerra contra el Paraguay, donde luchó valerosamente. Era amigo personal del entonces gobernador progresista de la provincia de Buenos Aires, Don Dardo Rocha.
Su vida, estuvo al servicio de amigos y de su patria; falleció en el año 1871 durante la tremenda epidemia de fiebre amarilla que asoló a nuestro país.


Carlos Keen no conoció el pueblo que lleva su nombre, es más: nunca estuvo en estos pagos de la provincia de Buenos Aires.



Una historia como la de muchas localidades bonaerenses que han pasado períodos de esplendor y también de malaria... como suelen decir los paisanos; que le encontraron la vuelta a una tierra que cambió los cereales por el turismo y las explotaciones agrícola ganaderas por loteos, que dieron origen a magníficos emprendimientos habitacionales elegidos por los que quisieron vivir sus días en la más apacible naturaleza.
Fiel exponente de una pampa interminable, que se regodea en un horizonte casi perfecto; donde aparece algún que otro árbol y grandes extensiones de cultivos de gran diversidad.

Llegar a Carlos Keen


Esta localidad se encuentra dentro de la jurisdicción de la Municipalidad de Luján, ubicada a tan sólo 83 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires.
El camino más rápido se hace tomando el llamado Acceso Oeste (para muchos la tan conocida Gaona) y se desciende después de haber pagado dos peajes de $1,70 cada uno, en el kilómetro 7210 kilómetros por la ruta que, entre los lugareños, se reconoce simplemente como el acceso a Carlos Keen.
Así de simple se llega a este pueblo que empieza a vislumbrarse desde cualquier entrada.


Un damero sencillo algo inusual para lo que habitualmente se da en cualquier localidad argentina. Recalcamos esto, porque el pueblo no ha destinado un predio a la plaza fundacional; en su lugar un tremendo espacio arbolado sirve para que los chicos del lugar jueguen al fútbol o los visitantes acampen. Este predio rodea al eje que fue el corazón mismo de la esencia de Carlos Keen: el ferrocarril, pero esa es una historia digna de contar...


Con el ferrocarril llegó la bonanza


Cuando llegamos a Carlos Keen, la estación de tren resalta desde cualquier punto de vista. Un predio rectangular que se presenta en dos cuerpos; uno a cada lado de la vía, hoy insensible.

Este ferrocarril se comenzó a construir en el año 1875, como una extensión del tren que iba a unir Luján con la localidad de Pergamino.
El tren era vital para poder sacar todos los productos de esa inmensa pampa, donde habían hecho eclosión chacras, estancias, puestos y cría de ganados... la vida surgía en cada campo casi sin medida.
En esa época, la actividad agrícola ganadera florecía a la sombra de gobiernos que quisieron convertirnos en el “granero del mundo”. Miles de europeos empezaban a llegar en busca de una posibilidad de crecimiento.
El tren traía manos fuertes para trabajar; algunas estadísticas de la época consignaban que del total de personas que venían hasta aquí, más del 50% de ellas sólo tenían boleto de ida y finalmente se quedaban a probar suerte en el lugar.


Era una fiesta ver llegar el tren que era mitad de pasajeros y mitad de carga. Todos acudían al tintineo de la campana de la estación; indicando que, a lo lejos, la máquina a vapor se aproximaba en el horizonte.

El primer pueblo se debió a la donación que hicieron tres ilustres habitantes del lugar: Don Estanislao Rodríguez, Don Hilario Ávalos, y Don Estanislao Pacheco.
Entre los tres cedieron 14 hectáreas que constituyeron el centro de esta localidad, cuya escena está aún hoy dominada por la estación del ferrocarril. Verdadera reliquia del lugar, construcción de ladrillo ancho y madera que aún espera una restauración que no termina de llegar.
Existe un proyecto para considerar este puesto ferroviario como Monumento Histórico Nacional pero tampoco termina de concretarse.
Los fines de semana este lugar reverdece de entusiasmo. En la estación, las bolsas con productos agrícolas, hoy son reemplazadas por puestos de artesanos que exhiben sus productos ante los curiosos visitantes que recorren las calles de Carlos Keen.





Una verdadera historia de emprendedores


Si algo tiene Carlos Keen es gente emprendedora, que ha logrado sobreponerse a los avatares lógicos que todos los argentinos hemos sufrido en las últimas décadas.
Cuenta, en la actualidad, con todas las características de un “pueblo gastronómico” ya que posee una de las ofertas de buen comer que resalta dentro de la provincia de Buenos Aires.
Podemos decir que casi todo el movimiento del pueblo se congrega junto al rectángulo que plantea la estación del ferrocarril.
Si arrancamos hacia la calle San Carlos (arteria principal) se destacan edificios que preservan el acervo de un pasado suntuoso, rescatado por el exquisito gusto de sus actuales habitantes, que han sabido interpretar las glorias pasadas en los éxitos del presente.
Impacta el cuidado que se ha tenido de los más mínimos detalles de la decoración y del buen gusto en los lugares ofrecidos por la gastronomía local.
Éllos han interpretado que el ambiente cálido y acorde a una historia digna hacen una conjunción perfecta para los amantes del buen comer.



Fundación Camino Abierto: una esperanza para los más jóvenes




Esta fundación reside en Carlos Keen, es un emprendimiento del matrimonio compuesto por Susana Esmoris y Hugo Centineo; quienes dieron el puntapié inicial para uno de los proyectos más interesantes de toda el área de Luján: se trata de la fundación Camino Abierto que da cobijo a niños y adolescentes de hasta 21 años.
Pero lo curioso de esta fundación es que los jóvenes tienen la posibilidad de estudiar, educarse y además participar de un proyecto económico que consiste en llevar adelante uno de los restaurantes más salientes de la zona de Carlos Keen, con una cocina de alta gama.
Se encuentra respaldada por importantes chefs argentinos que realizan visitas periódicas al lugar, y en un verdadero feed back desentrañan algunos de sus secretos y se llevan otros de los más jóvenes: los verdaderos protagonistas de Los Girasoles, nombre que lleva este restaurante tan particular.
El complejo también cuenta con posibilidad de pernocte en cabañas que forman parte de la fundación.



texto de http://www.argentinaviajera.com.ar/espanol/pampa/buenosaires/carloskeen.html

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